jueves, enero 15, 2009


Llevaba horas de haber llegado despues de una terrible lluvia por alla lejos, en busca de la medicina apropiada para curar el dolor de seguir con vida. Con los pies agotados en el aire, atrapaba encantos para traer aqui el mayor de los reyes; testarudo como el mismo, ciego, sordo, mudo, pero capaz de hacer todo. Me esperaba me habian dicho, yo no lo pude notar muy bien, más bien no crei lo que decian esas voces que decian interpretarlo, yo creo que querian que yo fuera y rompiera aquel hechizo que lo tenia cautivo dentro de unos ojos tristes y peligrosos y un cuerpo desconsolado de tanta miseria y soledad.
Estaba empapada, el viento en la calle me pegó muy fuerte como para dar de excusa que por eso mis ojos no eran dulces esa noche. Intentaba darle vida a mi rostro pero estaba destruida, cansada y llena de desesperación porque no habia lugar ni momento como en el que el rey entrara y viera reflejado en lo oscuro de la sangre cuanto habia corrido sin rumbo buscando su sombrero y la medicina.
Llego, sonrió. Me alegré tanto porque sus ojos estallaban en encanto. Despues de unos segundos se fue y me dejo bajo la lluvia, descalza y sin abrigo. Solo queria que le devolviera lo que le pertenecia y servirle de anestesia a sus abrazos. Ahora lo pienso y ruego al cielo -Que haya sido un impostor, señor. Tal vez era solo un reflejo de lo más profundo de un sueño que predecia la sombra de un árbol, que pronto caeria abajo con el fuerte viento de una triste lluvia

1 comentario:

Anónimo dijo...

eres un tipo de persona unico en su especie.
Creo lo que dices, pero mereces mas que muchos otros que brillen tus ojos y disfrutar.