Se sentía un viento que me daba escalofrío y mi cuerpo comienzó a tiritar. Pero los ojos siguian apuntando al mismo lugar, siguian congelados y la mente en blanco. Siempre pasaba lo mismo, siempre era ese lugar el que callaba y te robaba las palabras y las guardaba lejos, donde era imposible encontrarlas.
Yo no las queria, me agradaba la idea de que me las robaran, estaba cómoda y no sobraba nada esta vez. No había nada que pudiera molestar, si había algo que faltaba, era notable, pero no había apuro, podía llegar en cualquier momento y era capaz de esperar.
No sentia que fuera capaz de ponerme de pie, no recordaba cuándo ni cómo había llegado, solo sabía que estaba, o quien sabe, quizás solo mi cuerpo estaba allá. Mi mente volaba por cualquier lado y las ideas no eran claras y al final solo quedaba el reflejo de un claro de blanco, parecido al reflejo de las luces de faro.
Si alguien llegaba ahí era por una razón; yo tenía una! ¿pero cual sería?
que importaba, estaba ahí. Podía no respirar, pero seguiría en el mismo lugar, podía arrastrarme hasta caer a algún lugar profundo pero no saldría de ese lugar. Y no podría salir porque algo de mi me lo impedía, algo tenía que dejar o tomar; que razón más culpable de estar.
Salí de ese lugar, quien sabe por qué y cómo. Jamás me molestó, pero algún día tenia que despertar, y tenia que hacerlo para venir a buscar ese algo que me faltaba, ese "quien" que quitaria mi escalofrío y que volvería mis pensamientos de vuelta a su lugar.
Pero ahora que lo pienso y recuerdo, no se que veia en ese lugar tan lleno de nada, qué era lo que me concentraba allá y no me dejaba partir. Ahora me puedo mover, puedo sentir, y observo mil movimientos; cambios, seguridad, sentidos, más bien algo más cómodo como una sensación cálida que no te deja jamás.
No me quedo siempre en el mismo lugar, pero aún así me acompaña más que mi sombra, más que el aire, más que mis pies. Se siente.
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