viernes, julio 23, 2010

¿Puedes leer mi mente? Yo lo hice, o quién sabe, tal vez me leí mi propia mente y vi ahí lo que tú pensabas, como por arte de adivinación o un don oculto, practicado de vez en cuando casi por inercia inconciente. Parecía tan real pensar que era la reina del baile, el sueño en vida de una perfección incompleta, esa imperfección que nace y crea las ganas de volver a intentar, cada vez con más ganas. No era la reina del baile, coronaron a la enmascarada anónima en mi nombre, mientras yo saliendo de esa fantasía me reí de nervios, pensando que ese no era el verdadero mundo que tanto tiempo había esperado. Tenía razón. Me arrepentí del tiempo, nos divorciamos de manera desgarradora: me dejó en la calle y ahí sin más me cobijé en silencio, evitando el ruido, las interpretaciones y sus malos entendidos. Resultó no ser complicado, es más, resultó ser real y al fin descubrí lo que era el tacto: lo áspero, las piedrecillas, los caminos de tierra. Lo que antes me pareció inalcanzable ahora me abrigaba, una irrealidad completamente mía. Fue donde al fin me encontré, en la más hermosa soledad, soledad en que yo misma me acompañaba y no me hacían falta esas miradas quebradas, ni los otoños devorados de ausencias, ni los abriles poco respetados. Conocí lo que era vivir, luego de haber dormido en intentos fallidos, con imágenes que parecían sueños, donde compartías esas imágenes de sueños falsos y los hacías nuestros.

Hoy leí mi mente nuevamente, solo que ahora ya no tengo ese don de leer las falsedades de otras mentes (aunque acepto que ese talento solo puedo practicarlo con la tuya). Ahora te veo y me veo radiante al no entrar en tu baile, al ser la candidata faltante del concurso arreglado, en la subasta de memorias irreales, de promesas irracionales incumplidas, de lo oculto de los movimientos enmascarados. Ahora te veo y me veo inmensa al no errar y decir “desde hoy dejo de vivir y empiezo a soñar” sino que digo: Ahora hago de los sueños la vida.

Finalmente debo decir que voy creando cada vez con más fuerza mi propia historia, mi propia obra, mi propio todo, sin necesidad de observarte como antes, cuando el sol te pegaba en los ojos, cuando luego la oscuridad lo hacía y dilataba tus pupilas de increíble y brusca forma. Porque comencé a vivir, sonreí sintiendo el frío al ver esas siluetas que yo misma ocultaba con tu faceta principal, sonreí, oh sí, sonreí (que quede claro), sin necesidad de una mano acompañada, sin necesidad de un baile sordo, ni de un amor inventado.

No tengas miedo, aun puedes leer mi mente, nunca fueron necesarias las preguntas para esto: al igual como los ojos no ven, las palabras nada dicen.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

me recuerda a la cancion k teni pega ultimamente


so please please plase let me get what i want this time.


igual esta vez lo hiciste, me gusta tu felicidad extrema =)

Anónimo dijo...

"no me hacían falta esas miradas quebradas, ni los otoños devorados de ausencias, ni los abriles poco respetados. Conocí lo que era vivir, luego de haber dormido en intentos fallidos"

no importa, aun quedan muchos otoños mas y muchos abriles para que no quede la incomodidad :) pero suena bonito que digasue vives al fin . bonita.

Anónimo dijo...

y despues de todo te veo mas feliz que nunca. no hay mejor regalo